Causas de la sudoración excesiva
Índice de Contenidos
Las grabaciones polisomnográficas muestran que la mayoría de los ataques se producen en las primeras etapas del sueño (fase II), no durante la fase REM asociada a los sueños.
La terapia cognitivo-conductual ayuda a las personas a modificar estilos de pensamiento y comportamientos disfuncionales en determinadas circunstancias. En concreto, los terapeutas ayudan a los pacientes a aprender técnicas para gestionar y reducir los síntomas de ansiedad y a desarrollar nuevas formas de gestionar y expresar sus emociones. Además, se guía a los pacientes para que se expongan gradualmente a situaciones que les causen malestar, de modo que puedan poner en práctica las estrategias aprendidas en la vida real.
Fletcher J., What to know about panic attacks at night, en www.medicalnewstoday.com, febrero de 2019Moore D.P., Puri B.K., Textbook of Clinical Neuropsychiatry and Behavioral Neuroscience. CRC press, 2012
Enrico ROLLA – Director, Instituto Watson, Turín – Centro de Terapia y Escuela de Especialización Ministerial de PostgradoSonya SABBATINO – Instituto Watson, Turín – Centro de Terapia y Escuela de Especialización Ministerial de PostgradoContacto: Istituto Watson, c.so Vinzaglio 12 bis, TurínTel: 011 56 111 02 Email: [email protected]: www.iwatson.com
Remedios para la sudoración excesiva de la cara y la cabeza
Si la adrenalina perjudica al corazón, ¿cómo ha podido sobrevivir el hombre hasta hoy? Así pues, la aceleración de los latidos del corazón debida a la ansiedad no provoca infartos; debe haber algo patológico para que esto ocurra.
Los fármacos ansiolíticos, sobre todo las “famosas” benzodiacepinas, se utilizan mucho, pero sólo son útiles si se emplean ocasionalmente y durante periodos muy cortos. De lo contrario, presentan importantes problemas de adicción y abstinencia que empeoran la situación en lugar de mejorarla.
Sudoración excesiva al menor esfuerzo
La sangre se desvía hacia los músculos, especialmente los de las piernas, de modo que hay menos flujo sanguíneo hacia los órganos internos y hacia la cara, lo que explica la expresión “blanqueo en la cara” debido al miedo.
Esta activación del organismo ante el peligro se denomina respuesta de ataque (me enfrento a la amenaza) o respuesta de huida (me alejo del peligro) que permite estar preparado para luchar o asegurar la energía necesaria para escapar de la amenaza.
Suele ocurrir que después de los primeros o primerísimos episodios de un ataque de pánico, la persona experimenta el miedo a experimentar otros ataques asociados al temor de las consecuencias vinculadas al episodio (por ejemplo, el miedo a volverse loco, a morir, a sufrir un infarto), hasta el punto de inducir una especie de “miedo al miedo”, la llamada “ansiedad anticipatoria” que consiste en vivir en un estado de alarma constante.
El trastorno de pánico se diagnostica cuando la persona experimenta un estado caracterizado por ataques de pánico frecuentes e inesperados asociados a una o ambas de las siguientes condiciones durante al menos un mes:
Todos los síntomas de ansiedad
El sudor es segregado por las glándulas sudoríparas, que están repartidas por todo el cuerpo humano, aunque se concentran más en zonas concretas (plantas de los pies, palmas de las manos, cara, axilas…).
sufre desde hace aproximadamente un año ataques de pánico repentinos, que se producen principalmente cuando está fuera de casa en lugares concurridos o cerrados. Se da cuenta de que se avecina un posible momento de pánico por el hecho de que empieza a sentir mucho calor y sus manos y cuello comienzan a sudar profusamente.
Como ocurre con todo tipo de acciones voluntarias que realiza la persona para intentar controlar su trastorno, estas “estratagemas” pueden parecer eficaces, pero son una gran trampa porque centran la energía de la persona en vivir como un “enfermo” y limitan su vida. De este modo, los miedos no se enfrentan y se superan, sino que sólo se “mantienen a raya” y, desgraciadamente, con el tiempo encuentran nuevas fuerzas y nuevos espacios para emerger de modo que, de hecho, en S. la idea de no tener que “sudar” se convierte en una auténtica obsesión.