Aceite de almendras para la cándida

Por lo general, la zona infectada por las cándidas está roja e irritada, con pequeñas grietas o erosiones. En algunos casos, aparecen manchas blanquecinas rodeadas de un halo rojo. Las zonas “favoritas” para la candidiasis son los espacios entre los dedos de las manos y de los pies, las comisuras de la boca y sus mucosas, los pliegues de la piel en general, el tejido alrededor de las uñas y los órganos sexuales.

Los fármacos antifúngicos utilizados habitualmente contra la candidiasis (fluconazol, clotrimazol, econazol y similares) no siempre son eficaces para curar la infección y, sobre todo, no siempre garantizan resultados decisivos y permanentes.

En mi propio enfoque para tratar de eliminar la virulencia de la cándida, utilizo una estrategia amplia, actuando sobre la dieta, los antifúngicos naturales, los probióticos específicos, la alcalinización del pH y trabajando sobre las posibles causas psicosomáticas.

Podemos empezar a tratar la cándida en la mesa eliminando los alimentos que debilitan nuestro sistema inmunitario y especialmente aquellos de los que se alimenta la propia cándida (el azúcar es el más importante).

Antifúngico natural contra la cándida

Es posible combatir la infestación mediante irrigaciones internas utilizando una simple bomba para el lavado vaginal (disponible en todas las farmacias) diluida con 3 gotas de aceite esencial de lavanda, durante 4/5 días. Es una buena idea acompañar este remedio local con un curso para restaurar la Eubiosis (ver “Disbiosis intestinal” [próximamente]) para restablecer el equilibrio en el que la Candida vive normalmente sin proliferar de forma peligrosa para el huésped.

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Este estudio verificó la eficacia del aceite esencial de lavanda como tratamiento de las infecciones por cándida (cepas orales y vaginales) como alternativa para reducir el uso de antibióticos sintéticos.

“La actividad antimicrobiana in vitro del aceite esencial de Lavandula angustifolia en combinación con otros aceites aromaterapéuticosStephanie de Rapper,1 Guy Kamatou,2 Alvaro Viljoen,2 y Sandy van Vuuren1 (->)

La cándida pasa por sí sola

Una dieta rica en alimentos crudos y vivos, así como suplementos de enzimas digestivas, ayudan a restablecer una digestión adecuada. El uso de estas enzimas con aceites esenciales como mezcla digestiva ayuda a limpiar tanto las partículas de comida no deseadas como la acumulación de mucosidad.

El uso de mezclas de aceites esenciales que refuerzan el sistema inmunitario, como la mezcla protectora, así como el cuidado de la salud de las glándulas suprarrenales con un descanso y una nutrición adecuados y aceites esenciales como el romero y la albahaca ayudan a preservar el sistema de defensa del organismo.

Poner los aceites en una cápsula; tomar con las comidas dos veces al día durante un máximo de diez días. Añada 1 gota de toronjil o 4 gotas de OnGuard, si es necesario, para los casos crónicos en los que los síntomas han estado presentes durante mucho tiempo o son difíciles de eliminar.

ADVERTENCIA: La información contenida en este sitio se presenta únicamente con fines informativos; en ningún caso constituye la formulación de un diagnóstico o la prescripción de un tratamiento y no pretende en modo alguno sustituir la relación directa con un médico o la visita a un especialista.

Bicarbonato y cándida

El aceite del árbol del té combate la reproducción de los microorganismos patógenos que se apoderan de nuestro cuerpo cuando las condiciones de salud no son óptimas. La acción antibiótica impide que las bacterias y los hongos se propaguen o penetren en los tejidos.

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El uso del aceite de malaleuca favorece la cicatrización de las células de la piel, la boca y la zona urogenital, promoviendo el proceso de reparación de las lesiones mediante la reconstrucción de los tejidos.

He aquí cómo: llena un vaso con agua tibia y añade unas gotas de aceite de malaleuca. Nos enjuagamos y hacemos gárgaras para desinfectar la boca. Si se desea, añadimos una pizca de bicarbonato de sodio. Para las heridas bucales, aplicamos 2 gotas de aceite de árbol de té diluidas primero en una cucharadita de aceite portador (aceite de coco, aceite de oliva, etc.).