Simpático frente a parasimpático

Los autores revisan el concepto de hipertensión resistente y la implicación del sistema nervioso simpático en la hipertensión como base racional para la técnica de denervación simpática renal (DSR) realizada por vía percutánea. Esta revisión es el resultado de una búsqueda activa de artículos científicos con el término “denervación renal” en las bases de datos Medline y PubMed. Se presentan las técnicas y los dispositivos utilizados en el procedimiento, así como los resultados clínicos a los seis, 12 y 24 meses de la intervención con el catéter Symplicity. Se observaron reducciones significativas y progresivamente mayores de la presión arterial sistólica y diastólica tras la DSR. La tasa de complicaciones fue mínima. Se citan los nuevos dispositivos para la DSR y sus estudios clínicos en curso. En conclusión, la DSR se presenta como un enfoque eficaz y seguro para la hipertensión resistente. Se espera que los resultados de los estudios en curso y un seguimiento más prolongado de estos pacientes confirmen los resultados iniciales y pongan en perspectiva la expansión del uso del procedimiento en el abordaje de la hipertensión.

Tronco simpático

Una situación estresante -ya sea algo ambiental, como un plazo de entrega inminente en el trabajo, o psicológica, como la preocupación persistente por perder un empleo- puede desencadenar una cascada de hormonas del estrés que producen cambios fisiológicos bien orquestados. Un incidente estresante puede hacer que el corazón lata con fuerza y la respiración se acelere. Los músculos se tensan y aparecen gotas de sudor.

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Esta combinación de reacciones al estrés también se conoce como la respuesta de “lucha o huida”, ya que evolucionó como un mecanismo de supervivencia que permite a las personas y a otros mamíferos reaccionar rápidamente ante situaciones que amenazan la vida. La secuencia de cambios hormonales y respuestas fisiológicas, cuidadosamente orquestada pero casi instantánea, ayuda a luchar contra la amenaza o a huir hacia un lugar seguro. Por desgracia, el cuerpo también puede reaccionar de forma exagerada ante factores de estrés que no suponen una amenaza para la vida, como los atascos, la presión laboral y las dificultades familiares.

A lo largo de los años, los investigadores no sólo han aprendido cómo y por qué se producen estas reacciones, sino que también han adquirido conocimientos sobre los efectos a largo plazo que el estrés crónico tiene en la salud física y psicológica. Con el tiempo, la activación repetida de la respuesta al estrés pasa factura al organismo. Las investigaciones sugieren que el estrés crónico contribuye a la hipertensión arterial, favorece la formación de depósitos que obstruyen las arterias y provoca cambios cerebrales que pueden contribuir a la ansiedad, la depresión y la adicción. Otras investigaciones preliminares sugieren que el estrés crónico también puede contribuir a la obesidad, tanto por mecanismos directos (haciendo que la gente coma más) como indirectos (disminuyendo el sueño y el ejercicio).

Sistema nervioso simpático y parasimpático

el auténtico Spiritus Creator del cuerpo, intenta equilibrar todos los elementos psíquicos y físicos subordinados al ritmo del Universo mediante la dirección de las corrientes moleculares y la cristalización de los rayos cósmicos.

Un gran filósofo cuyo nombre no mencionaré dijo “Si las auténticas energías procreadoras tanto del alma como del espíritu están situadas en las profundidades de nuestra Conciencia, entonces encontramos precisamente en el sistema nervioso simpático el mediador y guía de la realidad interna con su red irradiante de ganglios sensitivos, que no sólo influye en los órganos del Alma sino que gobierna, dirige y controla los centros más importantes del interior del cuerpo; guía de la misma manera misteriosa la maravilla de la concepción hasta el nacimiento de un nuevo ser, así como los fenómenos del corazón,

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Sistema nervioso parasimpático

Los órganos de nuestro cuerpo (vísceras), como el corazón, los intestinos y el estómago, están regulados por una rama del sistema nervioso conocida como sistema nervioso autónomo. El sistema nervioso autónomo forma parte del sistema nervioso periférico y controla la función de muchos músculos, glándulas y órganos del cuerpo. Por lo general, no somos conscientes del funcionamiento de nuestro sistema autónomo porque funciona de forma refleja e involuntaria. Por ejemplo, no somos conscientes de que nuestros vasos sanguíneos cambian de tamaño y (normalmente) no somos conscientes de que nuestro corazón se acelera o se ralentiza.

El Sistema Nervioso Autónomo (SNA) es la división involuntaria del sistema nervioso. Está formado por neuronas autónomas que conducen los impulsos desde el sistema nervioso central (cerebro y/o médula espinal) hasta las glándulas, el músculo liso y el músculo cardíaco. Las neuronas del SNA se encargan de regular las secreciones de ciertas glándulas (por ejemplo, las glándulas salivales) y la regulación del ritmo cardíaco y el peristaltismo (contracción del músculo liso del tracto digestivo), entre otras funciones