La Turrón es un postre típico de Navidad y se consume en casi toda Italia desde el Piamonte hasta Sicilia pasando por Cerdeña. También se disfruta en Europa, especialmente en Francia, España y Malta. Su historia no está muy bien definida, existen diferentes versiones, así como muchas recetas de este postre. Intente, pero tenga cuidado de no exagerar …

Cremona y turrón

Parece que su origen está en el norte de África y que su difusión en Europa se debe a los árabes. Hay tratados medievales en los que hablamos de un postre llamado “turun”, palabra de la que podría derivarse el nombre Turrón. Hay que decir que en la cuenca mediterránea siempre se ha producido una buena abundancia de miel, almendras, avellanas y nueces. Estos alimentos se han utilizado durante mucho tiempo para la creación de algunos dulces, como, por ejemplo, citado por Terentius y otros escritores romanos la “cupedia”.
También se dice que el turrón que encontramos en nuestras mesas tiene su origen en un postre servido el 25 de octubre de 1441 en Cremona en el menú de bodas de Francesco Sforza y ​​Bianca Maria Visconti. Parece que quisimos reproducir la forma del campanario de la catedral de Cremona, llamado en su momento Torrione y de ahí tomó su nombre. Curioso es el hecho de que Cremona sigue siendo uno de los centros de producción de turrón más importantes de Italia.
El turrón se produce en varias zonas de Italia con diferentes denominaciones, por ejemplo, el que se produce en Cologna Veneta (Vr) se llama “mandorlato di Cologna”. El único turrón que se elabora exclusivamente sin azúcares añadidos, pero solo con cariño es el de Tonara (Nu).

Quizá te interese  Familias y abuelos celebran en los Dolomitas

Cuantas calorías tiene el turrón

El turrón clásico está compuesto por una base de azúcar, almendras, miel y clara de huevo. En el mercado existen numerosas variantes con chocolate, pistachos, nueces, avellanas, fruta confitada, etc …
El clásico turrón de almendras aporta 480 kcal por 100 g, 10,8 g de proteína, 26,8 g de grasa, 52,0 g de carbohidratos y 1,9 g de fibra. Es un postre muy apetecible, por lo que hay que tener cuidado de tomarlo en pequeñas y modestas cantidades. Al comprarlo elija el turrón sin aditivos ni aromas. En comparación con otros dulces navideños, como el panettone o el pandoro, podemos favorecer el turrón ya que no hay yema de huevo: se sabe que la yema de huevo contiene una buena cantidad de colesterol.
Para producir turrones, fruta seca, contiene una buena cantidad de calcio y una modesta cantidad de fibra, además de contener buenos ácidos grasos. El uso de miel en mayores cantidades como edulcorante hace que este postre sea más suave y natural. Cuando consumimos turrón en una comida, es mejor evitar introducir otros platos que contengan carbohidratos simples.
Así que en conclusión podemos comer turrón pero con moderación. Es importante educar al niños al consumo ahorrativo tanto de dulces como de salados. Estos dos sabores son fáciles de acostumbrar y el consumo excesivo puede provocar complicaciones de salud en la edad adulta.