Cuando nos encontramos en una relación pero no estamos contentos, o nos hemos dado cuenta de que no queremos a nuestra pareja y que se acabó el amor muchas veces nos paralizamos y no sabemos bien cómo actuar. Dejando que el tiempo pase, en la misma situación de insatisfacción para todos.
En todas las relaciones, y especialmente con nuestra pareja, la sinceridad es algo muy esencial, que posteriormente nos permitirá reaccionar con mayor libertad y en consecuencia, sentirnos mejor con nosotras mismas.
Pero a veces resulta que es con los que más cerca tenemos o a los que más queremos, que mantener un alto grado de sinceridad se nos hace más difícil. En unos casos tendremos miedo a hacer daño y, en otros, nos provoca ansiedad que nos rechacen o la soledad de las consecuencias de esa sinceridad.
Mantener una situación en la que no estamos enamorados y en la que nos hemos dado cuenta de que no amamos a nuestra pareja, no resulta justo ni para nosotros ni para nuestra la otra parte, a la le estamos ocultando nuestros verdaderos sentimientos.
A la larga, aunque nuestra intención sea precisamente lo contrario, conseguimos hacer, si cabe, más daño. Y nosotros no nos sentimos bien con esta situación. A fin de cuentas, ninguno de los dos es feliz.
¿cómo se lo digo?
Lo que si podemos hacer es intentar contarle lo que pensamos, intentando que sufra lo menos posible, no siendo bruscos y, sobre todo, intentando ponernos en su postura.
Pero, no podemos aplazarlo indefinidamente, los temas que nos hacen sufrir es mejor afrontarlos cuanto antes. Buscar una fecha concreta y tratar el tema, porque si no es algo que lo que lleva es a alargar el malestar.
Y sobre todo, tener en cuenta que no debemos sentirnos culpables de nuestros sentimientos, ya que éstos no se pueden controlar.
Pero sí que debemos responsabilizarnos de nuestros actos.
Y respetarnos a nosotros y a nuestra pareja. Y la mejor forma de hacerlo es siendo francos con nosotros mismos y con los que nos quieren.
Muchas veces tenemos miedo al cambio, ya que adelantamos que lo que nos puede deparar el futuro es peor que lo que ya tenemos, y preferimos conformarnos con una realidad que no nos gusta pero que conocemos.
Esto no tiene porque ser así, no siempre el futuro nos trae cosas negativas, muchas veces es todo lo contrario. Tenemos que ser capaces de superar el miedo y tolerar la incertidumbre. Quizá nos espere algo mejor.
Para tomar una decisión importante, tienes que tener en cuenta qué consecuencias te traerá, tanto a corto como a largo plazo. Y pensar cuál quieres que sea tu objetivo, o el fin al que quieres llegar.Teniendo eso claro, la decisión viene sola.
Un fuerte abrazo y mucho ánimo.