Varios estudios científicos han demostrado las propiedades antioxidantes que tiene el tomate y sus beneficios para la salud. Pero lo curioso es que la salsa de tomate frito es aún más antioxidante que el tomate crudo.
Un estudio dirigido por el Institut Català de Ciènces Cardiovasculars (ICCC), en el marco del proyecto de I+D en alimentación y salud Henufood, liderado por Gallina Blanca Star, pretende demostrarlo científicamente.
Los investigadores se centran en los efectos antioxidantes del licopeno, cuando está cocinado y combinado con otros ingredientes antioxidantes como el aceite de oliva.
La Dra. Lina Badimon, directora del ICCC, “el licopeno de un alimento elaborado como una salsa de tomate frita con aceite de oliva es más biodisponible, ya que la interacción entre los alimentos cocinados hace que sea más fácil para nuestro organismo asimilar los antioxidantes”.
Los alimentos son el resultado de una mezcla de distintos nutrientes. En el caso del tomate encontramos licopeno (pigmento vegetal que da el color rojo característico al tomate) y la vitamina C, ambos con una función protectora de nuestro organismo, y en concreto en la prevención de patologías del corazón.
En la mayoría de las patologías crónicas, asociadas a un riesgo cardiovascular como la obesidad, la hipertensión arterial, la dislipemia, la diabetes o el síndrome metabólico, se produce un aumento de la degeneración y el envejecimiento celular.
Los antioxidantes ayudan a proteger las células de las agresiones externas que causan su envejecimiento prematuro y tienen, por lo tanto, una acción preventiva ante las enfermedades cardiovasculares.
Está previsto que el estudio concluya en 2013 y establecerá, entre otras cuestiones, cual sería la cantidad diaria recomendada para que su efecto antioxidante ejerza un efecto óptimo.