Bonsai: ¿cómo se cuida?
Un pequeño arbolito, un arte viviente en miniatura que destila armonía. Los cuidados no son tan exigentes como podría pensarse. Esto es lo que debe saber
Un pequeño arbolito, un arte viviente en miniatura que destila armonía. Los cuidados no son tan exigentes como podría pensarse. Esto es lo que debe saber
El bonsái es una planta en miniatura – en japonés el término consta de dos ideogramas, uno de los cuales significa bandeja, recipiente y el otro para educar, crecer – y representa un arte que ha estado vivo durante milenios en la cultura oriental.
Un verdadero objeto de arte vivo, para cultivar con amor, que a su manera reproduce el equilibrio de la planta y que logra dar emociones y un sentido de armonía con la naturaleza. ¿Pero sabías que cuidar un bonsái no es tan complicado? Bastan unas simples atenciones, veámoslas.
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Como ocurre con todas las plantas, la luz permite la fotosíntesis, sin la cual la planta tarde o temprano morirá. La mejor posición para un bonsái es al menos a un metro de una ventana por donde entra el sol. Y en verano al aire libre: aire y rocío. En cualquier caso, no lo dejemos a oscuras, ni sobre un electrodoméstico, ni sobre un radiador y lejos de corrientes de aire.
Debemos mojar nuestro bonsái cuando notamos que la tierra empieza a secarse: basta con tocar la tierra con los dedos para ver si está falto de agua. Pero ten cuidado de no ahogarlo: no le conviene demasiada agua y ni regar con demasiada frecuencia. La regadera con difusor de chorro fino para la tierra y un nebulizador para el follaje del bonsái son de gran utilidad.
Regularmente habrá que darle al bonsái fertilizantes aptos para el tipo de planta, u orgánicos y minerales para bonsái, si no es posible, será suficiente con un abono genérico, al menos desde principios de primavera hasta finales de otoño, excepto en los meses más calurosos. El trasplante, con anexo, y la poda en cambio, debe hacerse cada dos años y con suelo tamizado, utilizando la parte que queda en el tamiz: cuanto más granulado es el suelo, más finas son las raíces y más sano el árbol. Esta es quizás la operación más delicada: ¡procedamos con cuidado y nuestro bonsái nos lo agradecerá!
Hacia el otoño e invierno, los bonsáis de hoja caduca comienzan a ponerse amarillos. Y las hojas caen. Pero no hay nada de qué preocuparse: el bonsái sigue el ciclo de vida de la planta, en la primavera las hojas volverán a estar verdes y sanas. Pero si nuestro bonsái tiene hojas secas o pierde sus hojas en otras estaciones, algo anda mal.
Para entender qué problema presenta, necesitamos saber qué especie es, y algunas preguntas que debemos hacernos, para cualquier especie, son: ¿he regado demasiado o muy poco el bonsái, dañando las raíces? ¿Lo moví de su sitio habitual? – en este caso, la patología es temporal y pasará en breve, siempre que la nueva ubicación sea adecuada. También, ¿veo insectos o moho, y tengo que tratar el bonsái con productos específicos en consecuencia?
Entre los bonsáis más comunes se encuentran ciertamente el ficus retusa, el arce, la carmona y el olivo. Pero hay muchas especies de bonsáis y al entrenar tu maña con ellos podrás reconocerlas a primera vista. ¡Y quizás los quieras todos!
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